Que sea lo que Dios quiera

Que sea lo que Dios quiera

* Por Nicolás Arizcuren

Que sea lo que Dios quiera

La estrecha relación entre lo político y lo religioso es un tema ampliamente reconocido y ha sido objeto de estudio y debate en la filosofía, la sociología, la política y la teología a lo largo de la historia. La forma en que se relacionan lo político y lo religioso varía según las culturas, las religiones y las épocas, y puede influir en la organización de la sociedad, la toma de decisiones políticas y las normas morales. En el contexto de la campaña electoral, hemos observado cómo el candidato Milei ha hecho referencia repetidamente a su estudio de la Torá y ha realizado constantes alusiones a pasajes de las antiguas escrituras.

“Moisés era un gran líder, pero no era bueno divulgando; entonces, Dios le mandó a Aarón para que divulgue, bueno, Kari (Karina Milei, su hermana) es Moisés y yo nada más soy el que divulga, soy sólo un divulgador

En una campaña política, no prevalece quien posee más dinero, está mejor preparado para la gestión o incluso el político con mayor experiencia o contactos. En cambio, triunfa quien logra imponer su narrativa, quien presenta la mejor historia a la venta. Por ‘historia’ entendemos la visión de país o ciudad que el candidato trata de ‘vender’ al electorado a cambio de su voto, con el objetivo de hacerla realidad.

El candidato que logre pintar de manera más persuasiva ese mundo prometido, sin duda, ganará más apoyo. En contraste, las campañas políticas que se centran exclusivamente en aspectos cosméticos del marketing político, en datos duros difíciles de comprender o en la enumeración interminable de obras realizadas, casi al punto de tener que agradecer que cambio el cuerito de una canilla en una escuelita rural, no logran un impacto significativo en el electorado.

Cuando la narrativa de campaña se dirige hacia lo más profundo del electorado, apelando a lo emocional, e incluso, lo espiritual o religioso, es cuando se puede lograr una conexión más profunda con el votante, convirtiendo una elección común en un evento mucho más trascendental.

El día que Trump juró como el presidente número 45 de los Estados Unidos, Paula White, su pastora personal, estuvo encargada de bendecir el momento y rezar por él ante millones de personas que siguieron la asunción, mientras que las imágenes de Bolsonaro siendo bautizado en las aguas del río Jordán recorrieron el mundo.

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Paradójicamente, mientras miles de jóvenes llevaban gorras con la inscripción ‘Las fuerzas del cielo’ y vitoreaban, viviendo esta campaña como una verdadera epopeya o ‘cruzada’ contra el kirchnerismo, Alberto Benegas Lynch, desde el escenario, instaba a cortar las relaciones con el Vaticano. En el punto culmine de la campaña. En un país mayoritariamente católico. ¡Con un Papa argentino! En el equipo de campaña de Milei, se escuchó decir: ‘Al menos no dijo nada de Messi; aún tenemos chances’

“Vamos a trabajar para que en 2024 nuestro Papa Francisco visite Argentina’”, declaró Sergio Massa, quien mantiene una relación distante con Jorge Bergoglio. Esta relación se vio dañada cuando el entonces cardenal lo acusó de haber participado, como jefe de Gabinete, en una operación con los sectores más conservadores de la Iglesia para desplazarlo del arzobispado de Buenos Aires. Esto ocurrió debido a que el presidente Kirchner consideraba a Bergoglio como ‘el jefe espiritual de la oposición’ a su gobierno.

“Celui qui mange le Pape, meurt”.

Cita un refrán popular francés: ‘Quien se come al Papa, muere‘. Esta máxima no solo grafica la injerencia de la figura del sumo pontífice en la geopolítica, sino que, en este caso, mucho más tratándose de Jorge Bergoglio alguien que conoce a fondo todo el espectro político nacional. Está claro que ninguno de los candidatos tiene la mordida lo suficientemente fuerte como para ‘comerse’ al Papa, aun así no queda claro cuál de los dos sería más difícil de “digerir” para el Santo Padre.

En lo local, el espacio conformado por Acción Tandilense y La Libertad Avanza, se subió por fin a la épica y se pronunció fuertemente con un spot sin pelos en la lengua, contundente y a la altura de lo que se juega en el balotaje.

Santamarina junto a sus dos concejales electos (Lujan Fiego y Federico Sanchez Chopa) dejaron en claro lo que representa votar la continuidad de este gobierno y arengaron a “la batalla final” contra el kirchnerismo. Así, sin medias tintas dejaron en evidencia la tibieza y neutralidad del espacio de “Juntos por el Cambio”, que dicho sea de paso cada vez menos juntos y más afines a la continuidad del kirchnerismo.

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Juntos por el Cambio, que en las PASO, cuando se trataba de matices supo mostrar las garras más feroces y ahora, cuando hasta su líder Patricia Bullrich, los llama a encolumnarse detrás de la única opción de cambio, se hacen los desentendidos allanando el camino al candidato a presidente del peronismo que deja el gobierno con el doble de inflación, triplico el precio del dólar, bajo un 40% el salario, 140% de inflación anualizada y aumentó los índices de pobreza, para darle paso a un “nuevo” gobierno y así poder arreglar la pesada herencia que se deja a ÉL MISMO.

“Mi posición es la de libertad de conciencia” dijo Miguel Lunghi, a tono con las declaraciones de Manazzoni y Nicolini.

Remitiendo sin duda, a uno de los iconos indiscutidos de la neutralidad política, Poncio Pilatos, quien fue gobernador de Judea bajo el Imperio Romano y cuando también se vio apretado por un dilema político y moral, optó simplemente por “lavarse las manos” mostrando así su deseo de no verse involucrado en una cuestión que consideraba ajena a sus intereses políticos inmediatos y cambiando para siempre el destino de la humanidad.

Los lideres políticos son elegidos para tomar decisiones, un ciudadano puede ser neutral, un líder no, y mucho menos en un contexto tan dramático como el que vive nuestro país. La neutralidad frente a eventos cruciales puede llevar a una falta de representación y a una desconexión con los intereses y preocupaciones de los ciudadanos.

Faltan pocos días para un balotaje en donde a priori, no importa de qué lado lo veas se juega el cielo y el infierno. Que sea lo que Dios quiera.

 

Nicolás Arizcuren es: guionista y escritor. Asesor creativo y creador de contenidos para empresas y diplomado en Comunicación Política ACEP-KAS, con enfoque en campañas electorales.

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