Psicología y salud
“Hasta la irrupción de la pandemia veníamos transitando nuestras vidas de la forma más común, con una serie de hábitos, costumbres, una forma de vida que nadie ni nada interpelaba. De pronto hay una excepcionalidad en la vida cotidiana, hay algo que se convierte en excepcional. El aislamiento y el quedarse en casa en todas las personas tiene un impacto absolutamente diferente, no hay una medida estándar para eso. La medida estándar es el aislamiento, la vivencia de ese aislamiento y de esta excepcionalidad es lo que justamente marca la subjetividad de las personas”. Así comienza nuestro diálogo con el licenciado en psicología Marcelo Iturralde, con quien analizamos cómo nos afecta el COVID-19.
Consultamos a Iturralde sobre los efectos de las medidas sanitarias que se han tomado. Para el especialista son “Absolutamente correctas, con la estrategia que es el aislamiento y el quedarse en casa. El aislamiento está ligado básicamente a una incertidumbre con respecto a cuándo termina no solamente la cuarentena, sino esta amenaza permanente, que hasta ahora sentimos con este virus. Las preguntas pueden ser muchas: ¿Es este virus?, ¿Habrá más?, ¿Hay otra amenaza que ronde alrededor de la vida de cualquier persona? Esas son preguntas por supuesto que tienen un rango de incertidumbre, pero la pregunta en sí es ¿Cuándo termina esto?”.
Por otro lado, el profesional rescata algo de la presencia de este virus: “Nos pone a toda la humanidad frente a una gran herida narcisista. Lo que creíamos acerca del hombre y su dominio de la naturaleza. Su dominio a través de la tecnología, El poderío económico”.
“Esta suerte de ser humano casi a la altura de la tragedia de Icaro, todo eso se está despedazando, y se está despedazando de una forma en que nos vuelve hacia nosotros mismos frente a la gran pregunta: ¿Si este virus está tan cerca de la muerte, la muerte está tan cerca de mí? Y eso es lo que yo creo que toca a todos, en mayor o menor medida, nos enfrenta justamente a una muerte posible, y es por eso que debemos cuidarnos” enfatiza.
Si bien Iturralde ha sido crítico de Lunghi, en esta oportunidad destaca las decisiones que se han tomado en la esfera local. “Estos cuidados deben ser tomados con absolutamente responsabilidad y seriedad. La verdad que lo que hizo el intendente acá en Tandil es loable por donde se lo vea. Creo que más allá de que sea médico, ha demostrado una sensibilidad por la vida que merece más que nada toda la admiración, y más allá de que gobernar es gobernar para la vida él lo ha hecho desde ese lugar, tomó una medida biopolítica, que es cuidar la población más que a los intereses de la población” resalta.
En relación a cómo se lleva cada uno con esta pandemia, con esta realidad, con estas estrategias sanitarias Iturralde cree que “Nadie ha hecho la cuarentena como debe hacerse, porque la lucha frente a esa ley que modifica de cuajo la vida de todos nosotros ha llevado a que en menor o mayor medida hayamos violado algo de esta cuarentena. Algo netamente humano, no hay una cuestión de maldad o de rebeldía.”
“Como sucede en un contexto de absoluta emergencia y excepcionalidad, frente a esa excepción cualquier persona trata de defenderse con su propia excepción, hace algo excepcional. Y esto excepcional es volver a la vida que estaba llevando. Evidentemente esto llevó a que haya muchas repercusiones, personas que hicieron la violación de la cuarentena desde un lugar hasta antisocial, hasta con cierto desprecio y hasta con cierta inconsciencia con respecto a esta cuestión del COVID”.
“Porque cualquier persona que tiene miedo lo primero que hace es huir del peligro. Mucha gente no huyó del peligro, parece que se hubiera metido más en el peligro, pero desde un costado muy insolente, desde un costado muy soberbio: a mi no me va a pasar nada, porque también forma parte de aquello que tememos cómo reaccionamos frente a eso. Hay personas que frente al miedo se ponen desde una posición de negación, hay otros que desde una aceptación tan absoluta que se vuelven casi fanáticos de la cuarentena y esto lleva a que otras cuestiones entren en conflicto” explica.
Con respecto a las manifestaciones y las consecuencias que el COVID-19 imprime en el campo de la Salud Mental, Iturralde dice que “Nos pone a todos frente a un gran conflicto que no es solamente el individuo frente a la ley, sino el individuo frente a la propia vida.”
“Creo que esta herida narcisista nos deja a todos en un lugar donde no tenemos respuestas, donde tenemos que pensar una y otra vez y revisar nuestros pensamientos, porque hay algo que evidentemente en el mundo va a cambiar, sobre todo las conductas en relación a una dietética sanitaria.”
“Creo que esto no termina tan fácil, no hay un final feliz y un aplauso al estilo película de Hollywood, vamos a tener que vivir en un mundo de mucha incertidumbre y creo que es función de los estados y de la Salud Mental trabajar sobre ciertas certezas donde asir la subjetividad para que esto no se transforme en una lucha frente a la angustia y la fantasía de la muerte, porque inevitablemente quedamos al borde de la locura. Estas situaciones así producen en cualquier individuo estados disociativos, estados de pasar de la manía a la melancolía, o del miedo al acto heroico”.
Por otra parte para el experto “Se ha hecho demasiado hincapié en la salud física y no en la salud mental, y con respecto a esto se ve en muchas personas, en muchos trabajadores cuentapropistas, changarines, una desmoralización y una desesperación muy grande para sostener las familias porque las estrategias se toman sobre la gente que trabaja pero en condiciones de formalidad, y hay muchas personas que viven de un trabajo y una producción informal y no tienen cubiertas todas las necesidades”.
“Hay cuestiones que no tienen que ver con el dinero sino con las condiciones en que se vive en los barrios. Tandil tiene todo centralizado, todo está circulando en el centro básicamente, la gente se tiene que mover de los barrios al centro, porque no tiene cajeros automáticos, hay una serie de cuestiones que antes formaban parte de la vida “normal” y hoy están alteradas”.
“Quizá una medida sanitaria a futuro sea diseñar o armar algún dispositivo en donde se puedan evaluar las necesidades de toda la región, de todo el partido, para poder establecer políticas sanitarias con respecto a eso. Hay muchas cuestiones que tienen que ser estudiadas desde la Salud Mental, desde ahora, porque el Quedate en casa es importante, pero se supone que es por un tiempo y cuando ese tiempo no tiene una finalización específica el aislamiento se empieza a vivir ya como una prisión, como una sensación de aprisionamiento y frente a ese aprisionamiento cualquier persona va a buscar la salida, sus momentos de libertad”.
“Porque tampoco las personas que están en su casa y en ese estado de aislamiento ya pueden sostener la intimidad porque la intimidad ya se hizo pública, incluso esto se ve en las filmaciones que se mandan por las redes sociales, lo que hace la gente en su casa, ya eso deja de ser un espacio íntimo y se transforma en algo público, todo empieza a transformarse, conceptos se empiezan a alterar entonces es muy importante la respuesta en lo que es salud mental y trabajar en esto y por supuesto que no tengo las respuestas pero sí voy observando o adelantándome tal vez a ciertas cuestiones que van a ser problema”.
Finalmente Iturralde cita a un investigador Martin Seligman, que “Tiene una teoría de la desesperanza aprendida, habla justamente de la desmoralización del sentimiento de indefensión frente a la vida, que es algo que se aprende y también se puede desaprender. Pero en una situación como esta estamos aprendiendo a ver cómo manejamos esa indefensión, porque hay una sensación de indefensión no solamente frente al virus sino también frente o bien a medida del estado o en la cuestión de la economía, y la indefensión de no poder seguir creciendo y desarrollando la vida como lo veníamos haciendo”.
“Este estado de situación supongo que algún día, y espero, se termine o se vaya terminando gradualmente, la cuestión es ver que en todas las personas el sentimiento de ansiedad, el miedo, la indefensión, lo que produce el aislamiento, genera también una suerte de descomposición de los lazos sociales, y estar conectado con la vida, con lo que sucede en la vida ciudadana. Uno se va corriendo de ese lugar de ciudadano y se convierte en un individuo preso del peligro de estar enfermo y de contagiar”, concluye.
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