Prendete 2017: “No sé si somos genios, pero sí tenemos orejas grandes”

Prendete 2017
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Prendete 2017: “No sé si somos genios, pero sí tenemos orejas grandes”

Los marplatenses Mariano Finochietto, Iñaki Albisu y José Robetto se quedaron con el primer premio del concurso de ideas Prendete 2017 gracias a Ponce, un dispositivo de control de equipos de riego. En una charla con ENE, Robetto contó cómo surgió el proyecto, cómo vivieron la experiencia del certamen y cuáles son sus expectativas a futuro.

Una necesidad, la capacidad de escuchar y una buena idea. La ecuación, tan simple como efectiva, llevó a Mariano Finochietto, Iñaki Albisu y José Robetto a crear, a principios de este año, un dispositivo de control de equipos de riego. Esa misma ecuación, más las ganas de crecer, los impulsó a inscribirse en la edición 2017 del concurso de ideas Prendete. ¿El resultado? Ponce, su equipo, se quedó con el primer puesto: un viaje a Silicon Valley y 250 mil pesos en fondos para el proyecto.

 

Saber escuchar

Iñaki y José son Ingenieros electrónicos y se recibieron juntos. Mariano es Ingeniero Informático. Los tres tienen 28 años y son de Mar del Plata. Luego de la experiencia en Tandil, José dialogó con ENE y, lejos de atribuirle el éxito de una buena idea a un rapto de ingenio, destacó la capacidad de escuchar y de reparar en las problemáticas de los otros en la génesis de Ponce. “No sé si somos genios, pero sí tenemos orejas grandes”, disparó.

 

 -¿De qué se trata el proyecto?

-El proyecto busca instalar un sistema sobre los equipos de riego para poder detectar fallas. Hay sistemas muy buenos y eficientes, como el caso de riego por pivot central, que se usa mucho para lo que es extensivo. Sin embargo, cuando alguno de estos equipos falla, es un desastre para los productores que no viven en el campo porque los obliga a tener que ir todos los días a supervisar, a revisar el estado de esos equipos. Ahí es donde actuamos nosotros, avisándole sobre la falla para que no tenga que realizar ese viaje.

-¿Cómo funciona?

-Básicamente es un equipo que instalamos en el sistema de riego, que se adapta a cualquier tipo y marca de equipo, y tiene un módulo de comunicación que se comunica con una plataforma web a la que accede el productor. Tiene también un sistemita de alarma por SMS para que le avise cuando hay alguna falla de manera inmediata. Así, el productor puede chequear todo por medio del teléfono.

-¿Cómo surgió idea? ¿Por qué decidieron trabajar dentro del sector agropecuario?

-Nosotros somos dos electrónicos y un informático, y estuvimos siempre bastante cerca del sector agropecuario. Hemos trabajado con empresas que estaban relacionadas. Y una de las cosas que siempre destacamos es que no sabemos si somos genios pero si tenemos orejas grandes. Nos hemos dedicado a escuchar mucho lo que nos contaban los productores. De hecho la idea central, el MVP, surgió a partir de una necesidad de un productor, y con él desarrollamos la primera versión. Quedó muy conforme. Eso fue en la campaña pasada -es decir, a principio de este año- y este año nos compró más equipos.

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-¿Cómo fue el momento de pasar de la idea al proyecto?

-Es todo un proceso importante. Un poco tuvimos la suerte de que no surgió solo de una idea sino de partió de una necesidad concreta. Eso nos ayudó mucho porque había una persona que necesitaba ese producto y nosotros teníamos que desarrollarlo. Lógicamente después nos planteamos cómo escalarlo, y ahí empezamos a analizar al resto de los productores, en principio a la zona. Queríamos saber qué tan escalable era el producto. Estuvimos en contacto con muchísimos productores y empezamos a ver que ya no era algo puntual, que era una necesidad del sector, y que la realidad es que los productores no viven ni quieren vivir en el campo.

En muchas producciones, inclusive en cultivos como la papa, hay rotación. Es decir que hoy se siembra en un lote y hasta dentro de cuatro años no se puede volver a sembrar ahí. Entonces muchos productores continuamente están cambiando de campo y ese movimiento hace que no puedan vivir en los campos. Es un problema grande porque lo que termina pasando es que el productor, en la época de campaña de riego, está muy preocupado, porque un equipo de riego que se detiene afecta el cultivo, desperdicia recursos. Entonces todos los días, durante la campaña de riego, tienen que ir a ver cómo están los equipos.

-¿Qué es lo que lo hace a este producto distinto?

-Nosotros en lo que nos hacemos fuertes es en la versatilidad. Hay fabricantes de equipos de riego que tienen su propio sistema. El problema es que los productores argentinos compran los equipos de riego, obviamente tienen más de uno, y los compran analizando el precio. Y, obviamente, eso lleva a que tengan distintas marcas de equipos de riego, entonces es muy engorroso tener que entrar a tres aplicaciones distintas para poder ver el estado de los equipos, ¿no? Eso por un lado.

Por otro lado, el costo de esos equipos es bastante superior al nuestro. Y por último, está el tema de la comunicación. Como estos productos se desarrollaron originalmente en países como Estados Unidos, donde la cobertura de la red celular es muy buena, no son viables acá, donde hay muchas zonas que no están cubiertas. Nosotros, entonces, buscamos también hacernos fuertes en la comunicación garantizando, no solo con tecnología celular sino con otros medios, la comunicación en cualquier lote.

-¿Por qué decidieron anotarse en el Prendete?

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-Sinceramente este año tuvimos bastantes dudas porque la realidad es que la campaña de riego empieza ahora, a fines de noviembre principios de diciembre, y por suerte pudimos concretar varias ventas y estamos entregando los equipos. Era una cuestión más que nada de tiempo. Pero nos anotamos igual porque estas competencias siempre nos fortalecen muchísimo. Todo lo que fue el Prendete, tanto el mentoreo, lo que es el coaching y los talleres que se dieron fueron muy enriquecedores. La verdad es que a nosotros nos aportaron muchísimo.

-¿Qué significó, además, quedarse con el primer premio?

-¡La verdad es que había unos proyectos excelentes! Nosotros, inclusive antes de que dieran los ganadores, sentíamos de alguna manera que fuera cual fuera el resultado a nosotros ya nos había aportado un montón. De hecho creo que para los demás emprendimientos también fue una experiencia muy buena. Y el premio para nosotros es un plus, es ponernos una ficha más para avanzar, para poder reinvertir en el proyecto.

Por ahí esto nos sirve para poder escalarlo. Hoy en día estamos atacando un poco la provincia de Buenos Aires porque lógicamente estamos haciendo las instalaciones y las ventas nosotros. La idea es seguir con el contacto que tenemos con el productor, seguir conociéndolo. El premio, entonces, nos sirve para poder desarrollar mejor el equipo y llegar a otras provincias.

-¿Cómo ven Ponce a futuro?

-Nosotros sabemos, y es algo que nos enorgullece, que estamos atacando un sector que venía muy rezagado tecnológicamente y que creemos que es bastante importante para el desarrollo de nuestro país. Hoy en día, no solo en Argentina sino en el resto del mundo, hay muchos actores que están empezando a usar startups, que van queriendo involucrarse.

Inclusive, en lo que es el riego, hay una startup muy conocida en Argentina que se llama Kilimo. Nosotros tenemos muy buen trato con ellos. Ellos se enfocan en decirle al productor cómo y cuánto tienen que regar. Eso es muy bueno porque serviría de complemento a nuestro sistema, ya que nosotros actuamos sobre el equipo. Ellos, por su parte, podrían determinar programas de riego y nosotros aplicarlos y monitorearlos. No sabemos para donde va a terminar, pero se podría trabajar integralmente con otras startups. La idea es, al fin y al cabo, tratar de solucionar el problema que hoy en día tiene el productor. ¿No?

-¿Por qué decidieron bautizar Ponce al proyecto?

-Ponce es el apellido de un compañero… Dos de los tres integrantes del grupo somos ingenieros electrónicos, nos recibimos juntos. Albisu y yo. Después está Finochietto, que es el informático. El último año de la facultad un compañero nuestro, Santiago Ponce, falleció en un accidente y cuando encaramos el proyecto decidimos ponerle su apellido en honor a él.

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