Un local sobre Yrigoyen al 1178 nuclea la producción de más de 15 trabajadores de la economía popular tandilense. Se trata de un proyecto del MTE que, además, cuenta con redes sociales y venta online. Por qué estos espacios son fundamentales en tiempos de crisis.
“Te invitamos a traer tus productos y subir a La Nave”, reza uno de los volantes que el espacio del Movimiento de Trabajadores Excluidos de Tandil (MTE) repartió en el marco de la última Feria de la Economía Social y Solidaria. Detrás de un stand colorido repleto de productos artesanales, hechos a mano y con pasión, Clara Valentini y Mariano Dufau, integrantes del MTE, charlaron con ENE sobre este nuevo proyecto del Movimiento: un local comercial ubicado en Yrigoyen al 1178. De qué se trata La Nave, quiénes pueden ser parte de esta nueva forma de organización colectiva y por qué este tipo de proyectos son fundamentales en tiempos de crisis.
-¿De qué se trata La Nave?
Mariano: -Es una cooperativa de productores artesanales. La Nave es una herramienta de ventas que nuclea a varios productores artesanales, abierto a cualquier productor de la economía popular que quiera participar.
Clara: -Nosotros nos nucleamos dentro de lo que es el MTE. En la ciudad es más conocida la rama de cartoneros, de recuperadores, nosotros estamos en la rama que se llama feriantes. Esa rama nuclea este proyecto que incluye trabajadores de la economía popular, tanto productores artesanales como manualistas. Y lo que hasta ahora dinamizamos dentro de esta rama es un espacio de venta, una herramienta -como decía Mariano- donde cada uno de los productores deja parte de su producción con una contribución mensual para mantener el espacio. De esa manera nosotros tenemos ese espacio abierto para la venta durante toda la semana. La Nave está en Irigoyen 1178, entre Las Heras y Montiel.
-¿Qué se puede encontrar en este espacio colectivo?
Mariano: -Tenés desde lana producida de forma artesanal, tallado en madera, cosmética natural y juegos -hay caleidoscopios y tatetí, entre otros- hasta bijouterie pero con un trabajo artesanal muy importante. Y hace poco incorporamos los plantines de la huerta comunitaria.
Clara: -También hay indumentaria con serigrafía estampada. Todo está en proceso. Como nuestra organización, MTE, pertenece a la CTEP, estamos intentando también que La Nave vaya convirtiéndose en una herramienta de venta para los espacios de la CTEP que no son del MTE, entonces hay otros emprendimientos de indumentaria que también esperamos que se puedan ir acercando.
-¿Cuándo arrancó el proyecto?
Mariano: -La primera semilla fue a fines del año pasado. Y la idea surgió también un poco como consecuencia de que la Cooperativa de Recicladores dentro del MTE consiguió un lugar. Ellos estaban buscando un galpón y encontraron un espacio medianamente céntrico que justo tenía un local enfrente. Muchos de los compañeros de la Cooperativa somos feriantes en otras ferias y lo que vimos fue que había muchos feriantes que tenían sus productos durante el fin de semana en venta y durante toda la semana estaban parados. de ahí surgió la idea. “Che, ¿por qué no podemos hacer un local donde la atención sea rotativa?”.
Clara: -Y así también podemos vender los productos de todos. La idea de que sea abierto es para que se sume mucha más gente que por ahí no tiene otro espacio de venta cotidianamente.
-¿Cuántos productores son hoy?
Clara: -El local está funcionando hoy con entre 15 y 20 productores. Van fluctuando. Depende los meses. Hay gente que por ahí viaja porque tiene una feria y lleva su mercadería.
Mariano: -La dinámica es la siguiente: el productor abona un canon que es mínimo y que sirve para el mantenimiento del lugar. La idea es no ser intermediario sino que la venta sea casi directa. Además, el productor no solo tiene el espacio en el local, tenemos también la herramienta de venta en las redes, que es muy importante ahora.
-Allí también se muestran y venden todos los productos.
Clara: -Sí. La idea es ayudar y nuclear desde La Nave el tema de las redes sociales, que a veces para algún productor en particular no es una tarea fácil encargarse de esas cosas. Nosotros nos vamos conformando en equipos de trabajo y hay un equipo que está comenzando a dinamizar la venta online. Para poder vender no solo en el local sino a través de la web. Queremos dar una mano en eso también porque quizá para muchos productores la tecnología es una barrera.
-¿Cuán necesarios son estos espacios en este momento del país?
Clara: -Son fundamentales. Primero por la posibilidad de tener un espacio concreto de venta. Si cada uno de nosotros tuviera que buscar un local o un espacio de venta de forma particular sería imposible afrontar esos costos. Por la posibilidad de organizarse, que nos permite también poner los conocimientos que tienen otros compañeros en valor. Y porque claramente cuando hay un trabajo colectivo por detrás es mucho más fácil también poder afrontar los reveces que vienen, que son económicos y muchas veces para los que laburamos de manera independiente cuando las cosas no funcionan son emocionales también. ¿No? Ahí también el trabajo en grupo es importantísimo.
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