Del territorio político analógico al territorio digital
* Por Nicolás Arizcuren
Del territorio político analógico al territorio digital
Estas últimas elecciones han marcado sin lugar a dudas un antes y un después en la historia argentina. No solo porque triunfó el liberalismo, sino por las características del candidato ganador y el contexto excepcional en que se desarrolló la campaña. No hace falta indagar demasiado en la personalidad de Milei para que, al menos, nos llame la atención que haya llegado en unos pocos años de mediático de televisión a Presidente de la Nación.
Lo que no se puede dejar de tener en cuenta es que, por primera vez, tenemos un presidente que emerge completamente desde fuera de la política (outsider), con un discurso claramente antipolítico y además, sin contar con el apoyo institucional del círculo rojo (sindicatos, medios de comunicación, gremios, empresarios, etc.). Llega al poder un economista de corta trayectoria política, pero de mucha exposición mediática y presencia digital.
“Esta fue la verdadera clave de la victoria, interpretar lo que la sociedad estaba demandando, escuchar lo que estaba diciendo y armar un discurso, una narrativa que se ajuste a eso”.
Este es justamente el punto al que quería llegar, ya que sin duda las redes han sido un factor clave no solo a la hora de difundir, mover y replicar el mensaje de Milei para así lograr seducir al 56% del electorado y superar todo el aparato político, de poder fáctico (círculo rojo) que apoyaba a su contrincante Sergio Massa y, por sobre todo territorial, sino a la inversa, de interpretar lo que el electorado estaba diciendo, pensando y sintiendo.
El único secreto es tecnológico. Mientras algunos siguen recurriendo a encuestas y focus group (mecanismos analógicos de sondeo de opinión pública), hoy hay sistemas de procesamientos de datos e información que permiten conocer, por ejemplo, la localización y marca del teléfono móvil desde el que alguien comenta en un periódico, el trayecto por donde se moviliza, donde se detiene y qué negocio hay en ese lugar, y mejor ni hablemos de las interacciones que realizamos diariamente en redes sociales, con nuestro nombre y apellido (a qué páginas ingresamos, cuáles nos gustan, palabras clave, etc.).
“El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido”. Winston Churchill
El uso de la “BIG DATA” como herramienta de análisis de la opinión publica para las campañas electorales no es nuevo y ya ha tenido sus escándalos producto de la cuestionable utilización de los mismos por parte de estas empresas. El escándalo explotó en 2018 cuando se descubrió que la empresa “Cambridge Analytica” había trabajado en varias campañas políticas, incluida la campaña presidencial de Donald Trump en 2016. Se alega que utilizaron los perfiles psicográficos para dirigir anuncios específicos a segmentos de la población con mensajes personalizados.
El simple hecho de que pasemos 8 horas o más frente a algún dispositivo electrónico nos indica que hay entre un 30% y un 50% del día en que abandonamos el territorio analógico y nos mudamos al digital. Es ahí donde ahora compramos, vendemos, estudiamos, nos reunimos, “vamos al banco”, nos informamos y hasta nos juntamos con amigos a jugar al fútbol “digitalmente”.
“Ese nuevo territorio tiene un solo dueño y es justamente el que llegó primero a conquistarlo: Milei”
En los últimos 10 días, la CGT y la izquierda paleolítica (afín a las piedras) marcharon respectivamente con miles de manifestantes pagos, decenas de colectivos para transportarlos, viandas, banderas, bombos y todo un gran despliegue de logística para así “tomar la calle” del territorio analógico y captar la atención de las viejas cámaras de televisión, un soporte en clara decadencia de audiencia (TN, el canal más visto de noticias mide 2 puntos de rating, algo así como 200 mil personas). Mientras tanto, en el territorio digital, un solo video de Agustín Laje (youtuber intelectual de derecha) puede tener de base 300 mil vistas y mucha más fidelidad y credibilidad.
Por cada pesada e incómoda bandera que en los actos levanta la vieja política, dicho sea de paso, todavía machirula y heteropatriarcal de gordos intimidantes “tomando” el territorio analógico, vuelan miles de “memes” destrozando sus argumentos con genialidad y humor en el territorio digital. Por cada bombo, hay mil tweets ingeniosos y lo más llamativo, por cada piedra lanzada hacia la policía hay miles de comentarios reivindicando el accionar policial, decretando así un giro social hacia “la derecha” que a esta altura parece irreversible.
“Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”. Georg C. Lichtenberg
La izquierda paleolítica neomarxista y todo el crisol social demócrata, se refugian detrás de slogans remanidos, victimizaciones y fantasmas de golpes de estado que solo tienen resonancia en los viejos medios tradicionales de comunicación. Se tiran al piso, se desmayan, los actores ñoquis graban videos y hasta movilizan y exponen grupos de jubilados intentando conmover a una sociedad que ya no los mira, que no está ahí o que directamente no les cree. Una sociedad que ahora está comprando y vendiendo cosas usadas en el Marketplace de FB, compartiendo información de productos en oferta en grupos de Whatsapp o promocionando su emprendimiento en Tik Tok.
El peronismo ni lerdo ni ingenioso, intenta desembarcar en el territorio digital y “reinventarse” girando las velas para aprovechar este viento “de derecha” y comenzó una campaña de posicionamiento con Guillermo Moreno a la cabeza que se pasea por cuanto “podcast” político anda dando vuelta, criticando al kirchnerismo, gritando, intimidando a quien le haga una pregunta incómoda y cantando la marcha peronista. Un poco más atrás, el tren fantasma lo completan Cúneo, Facundo Moyano, D´Elia, Samid y una decena de cuentas troll que intentan lavarle la cara e instalar a Moreno como la reencarnación de Perón.
“Si a los 20 años no eres de izquierda no tienes corazón. Pero si después de los 40 no eres de derecha no tienes cerebro” (W. Churchill)
Queda claro que estamos ante un cambio de paradigma donde los medios, los partidos, los gremios y los sindicatos, todas formas colectivistas, hoy pueden ser puestas en jaque por un solo individuo. La originalidad, la interactividad y la inmediatez hoy desafían las viejas y oxidadas estructuras del pasado.
Sin embargo, con esta revolución también surge la responsabilidad de gestionar la información de manera ética. La adaptabilidad y la autenticidad se vuelven esenciales para los candidatos políticos, ya que no alcanza con que se quiten la corbata para “parecer” más humanos (o menos políticos). Hoy se les demanda sinceridad brutal e incluso que se equivoquen si hace falta, con tal de comprobar su humanidad y compromiso con la gente.
La clave residirá en encontrar un equilibrio, una especie de política de tipo “fluido no newtoniano” que tenga la liquidez que permita la velocidad y adaptabilidad a las tecnocracias actuales y a su vez la rigidez necesaria ante los golpes.
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