El impacto del COVID-19 en el sector comunicación

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El impacto del COVID en un sector en transformación

Liquidación de haberes en dos cuotas, amenazas de suspensiones y reducción de haberes en algunas empresas como Multimedios La Voz de Tandil, forman parte de la cotidianeidad de trabajadoras/es de prensa. Asimismo quienes generan sus ingresos en forma independiente, también vieron afectadas sus agendas laborales e ingresos. ENE dialogó con profesionales del sector.

Andrea Martínez Villada es Analista en Medios de Comunicación Social. Dejó la zona de confort de un trabajo en relación de dependencia y creó su propia marca: Andrea MV Comunicación, convirtiéndose en emprendedora y potenciando desde su especialidad otros emprendimientos y empresas, a quienes acompaña en la gestión de sus redes sociales, difusión de productos o servicios, generación del sentido de comunidad, entre otras alternativas. Ofrece planificación, producción y gestión de contenidos.

“Si bien tenía pensado ciertos lanzamientos de nuevos servicios, los tuve que dejar en stand by a partir del aislamiento social y colectivo” comenta Andrea en relación a cómo afectó la cuarentena su labor cotidiana. Sin embargo, la transformación de los modelos de negocios, que tuvieron que volcarse a lo digital, le abrió nuevos mercados.

“La verdad es que mi trabajo se hace el ochenta por ciento desde mi casa, trabajo mucho en mi hogar, así que tampoco fue tan brusco el cambio para mi”, sostiene. “Lo que si tuve que rever fue la dinámica de trabajo con mis actuales clientes, y obviamente en cierto punto a mi me beneficio que trabajo con producción y gestión de redes sociales, y bueno, a raíz de la situación que estamos viviendo, muchos emprendedores pusieron foco en invertir en comunicación digital, así que afortunadamente tengo nuevos clientes”.

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Daniela Mattiussi es Licenciada en Comunicación Periodística. En julio va a ser mamá por segunda vez. Al momento de decretarse el aislamiento tenía tres aristas profesionales abiertas, en las que estaba enfocada.

“Por un lado –expresa Daniela-, gestión de redes sociales para distintas personas o empresas, comercios y restaurantes de acá de Tandil y de Buenos Aires. Por otro lado hacía creación de contenidos, desde armado de monografías, tesis, textos para páginas Web, todo tipo de contenido. Y lo tercero, que estaba en pleno desarrollo, que iba a explotar y se fue a pique totalmente, era la parte de docencia.”

“El año pasado yo había empezado a dictar algunos talleres en ámbitos no tan formales, había dado taller de radio y comunicación en la biblioteca Sarmiento de acá de Villa Italia, y era digamos la parte que más me gustaba de todas. Inclusive este año, empecé a cursar de manera virtual el tramo de formación pedagógica porque como yo soy licenciada en comunicación periodística, me anoté para empezar a dar clases en secundarios y en terciarios acá en Tandil y escuelas de la zona, pero al no tener el tramo quedaba  relegada en los listados, así que arranque con eso.”

“No obstante ya tenía confirmado otro  taller en la biblioteca, que iba a apuntar a redes sociales para emprendedores. Tenía pensado arrancar este mes en algún espacio que estaba definiendo, orientado a lo mismo pero de forma más independiente. También tenía confirmado para la plataforma de clases virtuales, que estaba por lanzar el municipio desde el área de producción.  Presenté otro proyecto sobre oratoria, y otro orientado para adolescentes en otra área del municipio. Tenia muchas cosas confirmadas, o para comenzar entre abril y mayo orientado al dictado de clases, pero antes de la pandemia” describe.

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Una vez que empezó la pandemia “Se suspendió el noventa por ciento de cualquiera de las áreas que tenía –narra Daniela-, todo lo que es talleres no había comenzado, se detuvo. Se quedó a la espera a ver qué pasaba. Se me empezaron a caer los clientes de redes sociales, que no eran grandes empresas, sino comercios, restaurantes, alguna Pyme, o minoristas.”

“Digamos que primero al no poder abrir y después al hacerlo con restricciones, imaginate que lo primero que reducen claramente son los gastos que no son fijos y los que son menos necesarios, a pesar de que la comunicación es sumamente importante para seguir funcionando y transmitiendo a la gente que seguían abiertos de una forma u otra, o lo que iban a hacer, pero no era esencial digamos para los costos que ellos tenían que estar cubriendo, que es lo básico, sobre todo si tenían empleados en blanco a los que tenían que seguir pagando.”

Afortunadamente la economía familiar se nutre también del sueldo fijo de su marido que es no docente en la Universidad, lo que sumado a trabajos anteriores que fueron cobrando les ha permitido paliar la situación. “No veo una reactivación pronta –vaticina Mattiussi-, por lo tanto continúo con el tramo virtual a distancia, me anoté en otra diplomatura que es para ser instructora de arteterapia para armar algunos talleres y proyectos relacionados con el arte, que también me interesa mucho”, concluye.

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